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Trauma

A menudo, asociamos el concepto de trauma a eventos extremadamente graves y claramente identificables, como un accidente, una agresión o un desastre natural.
Si bien estos ejemplos son ciertamente traumáticos, es fundamental entender que el trauma también puede surgir de situaciones más sutiles y cotidianas, que, aunque no parezcan tan impactantes a simple vista, pueden dejar una huella profunda en nuestra vida.
De hecho, la psicología clasifica el trauma en dos tipos:
  • Trauma “T” o de tipo I: se refiere a un evento traumático único y puntual, que puede ser muy impactante: accidentes, agresiones físicas, desastres naturales, la muerte súbita de un ser querido, presencial un acto violento…
  • trauma “t” o de tipo II: se refiere a experiencias traumáticas repetidas o prolongadas en el tiempo, como por ejemplo abuso físico, emocional o sexual, heridas del apego (abandono, soledad, injusticia, rechazo, negligencia, humillación, traición, hipercontrol…), violencia intrafamiliar o de pareja, vivir en un entorno de guerra, acoso escolar, una ruptura traumática, una infidelidad, duelos silenciados, cambios vitales…

Entonces, ¿Qué es el trauma?

La definición de trauma considera como tal cualquier acontecimiento que supera las capacidades de afrontamiento de una persona.
Es decir, es posible haber vivido una situación muy estresante, pero haberla superado por tu cuenta, gracias a tus estrategias de afrontamiento, sin necesidad de ayuda externa y sin desarrollar un trauma.
En cambio, cuando un acontecimiento excede tu capacidad para afrontarlo, es entonces cuando puede transformarse en un trauma.

¿Cómo puedo ayudarte en terapia?

En nuestras sesiones, abordaremos el trauma desde un enfoque basado en EMDR*, terapia cognitiva, neuropsicología y terapia de apego, con el objetivo de integrar ese(os) evento(s) en tu historia personal y narración vital: no se trata de olvidar, sino hacer que esos recuerdos no sigan afectándote en el presente.
*EMDR (Eye-Movement Desensitization and Reprocessing, Desensibilización y Reprocesamiento a través de los movimientos oculares) es la terapia de elección para el tratamiento del trauma (OMS, 2013). Consiste en la estimulación bilateral (movimientos oculares horizontales, sonidos y/o toques), mientras la paciente recuerda el evento traumático.
La estimulación bilateral ayuda el cerebro a procesar los recuerdos traumáticos, conectándolos con nueva información más adaptativa, y reintegrándolos de manera que ya no te afecten negativamente.
Trabajaremos en varios aspectos, como:
  • La reducción de los síntomas (recuerdos intrusivos, flashbacks, hiperactivación, etc.)
  • El manejo de la ansiedad
  • La autorregulación emocional
  • La reparación del sistema de creencias y pensamientos
  • El desarrollo de estrategias de afrontamiento adaptativas
  • Etc.
 

Referencias:

Organización Mundial de la Salud. (2013). Guidelines for the management of conditions specifically related to stress. Geneva: WHO, 2013.